Lima, II época, año 10, Nº10, Diciembre de 2010

Lima, II época, año 10, Nº10, Diciembre de 2010.

Lima, II época, año 10, Nº10, Diciembre de 2010

Book Cover: Lima, II época, año 10, Nº10, Diciembre de 2010

En la actualidad, el mundo está sobrellevando los estragos del inminente deterioro climático, el cual ha dejado consecuencias alarmantes para las poblaciones afectadas, graficadas en cuantiosas pérdidas humanas y económicas. De forma paralela, la creciente escasez de recursos naturales debido a la contaminación y explotación desmesurada, se ha convertido en uno de los principales factores que pone en riesgo la calidad de vida de las generaciones venideras. En este escenario quizás desesperanzador, muchas sociedades consideradas “modernas”, buscan un modelo de desarrollo sostenible y sustentable, vale decir “El desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”, argumento clave en el informe Brundtland mostrado en 1987 por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente de las Naciones Unidas.

Frente a esta problemática global, el Ing. Roel Tarazona en su artículo “Trascendencia del folklore en el siglo XXI” deslinda importantes aportes de la cultura tradicional peruana en el manejo del medio ambiente y cómo el conocimiento basado en la relación hombre-naturaleza se ha mantenido vigente y esencial para el desarrollo científico, cultural y tecnológico de muchas sociedades en el Perú.

Tratar de la representación de figuras humanas, seres de la naturaleza, figuras geométricas o inventadas por el artista, implica comprender su relación con el arte y la cosmovisión peruana de épocas anteriores a la llegada de los europeos. Así lo afirma el destacado antropólogo Francisco Iriarte en su trabajo “Aproximación a la iconología”, a través de un acucioso estudio sobre los diseños en cerámica, piedra, madera,

textiles o tierra, de nuestras culturas prehispánicas.

En tiempos modernos, el pensamiento andino retorna con inusitada fuerza entre los descendientes andinos y no andinos. El antropólogo Amílcar Híjar se valió de los aportes del psicoanálisis y las analogías esgrimidas por el padre de esta corriente —Sigmund Freud— en la interpretación de la cultura, para desarrollar el ensayo “Atahualpa, el retorno reprimido del universo andino”, tomando como personaje al último gobernante de la dinastía Inca y el gran poder que este representó.

Por las veredas y calles del viejo Barrios Altos transcurrió la vida del bardo inmortal Felipe Pinglo. El investigador Darío Mejía, en su escrito “Pinglo y los Barrios Altos”, narra con lujo de detalles, las aventuras y experiencias del autor de “Sueños de opio”, muchas de las cuales se convirtieron en fuente de inspiración para la composición de sus más célebres canciones.

La marinera y el tondero, sin duda, son dos de las expresiones más representativas de la cultura norteña. Ambas poseen todo un diálogo de representaciones simbólicas cuyo discurso ha sido desmenuzado teóricamente por el antropólogo Daniel Díaz en su artículo “¿La mujer manda?”, discrepando abiertamente sobre las características encontradas en abundante bibliografía que existe sobre ambas danzas.

En su edición Nº 10, “Cuadernos Arguedianos”, a través de la pluma de ilustrados acerca de la cultura tradicional, pretende ofrecer novedosos panoramas teóricos para el entendimiento del folklore, cuyo camino va transformándose adaptando nuevas formas y tendencias, pero que —sin duda— ha cobrado mayor importancia en vías de buscar la trascendencia del ser humano.

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