LA DANZA FOLKLÓRICA PARA CREAR HABILIDADES BLANDAS

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LA DANZA FOLKLÓRICA PARA CREAR HABILIDADES BLANDAS

LA DANZA FOLKLÓRICA PARA CREAR HABILIDADES BLANDAS

La cultura, en la historia de las sociedades humanas, integró todos los lenguajes verbales (idiomas) y no verbales, todas las formas de sentir y pensar para comprender el mundo, todas las maneras de expresión y de comunicación de emociones y sentimientos, todas las formas de organización social y del trabajo, para adaptarse al medio geográfico y para producir los bienes necesarios para la supervivencia.

En nuestro país, cada año crece el interés por contribuir a la formación integral del estudiante, estimulando su sensibilidad de tal forma que le permita, a través de su talento, alcanzar su autorrealización personal y profesional. Esto se puede lograr a través de talleres artísticos y eventos afines, que incentiven a desarrollar las habilidades blandas, creatividad e inquietud artística de los estudiantes, quienes podrán integrar el elenco de danzas folklóricas de nuestra comunidad universitaria. Este espacio permite el acercamiento hacia nuestro acervo cultural mediante las danzas folklóricas y el desarrollo de las habilidades blandas más significativas, en el proceso de aprendizaje.

Por mi interés en los estudiantes de educación superior, complementé mi trabajo en la danza folklórica, con el desarrollo de las habilidades blandas como la inteligencia emocional, la relación y comunicación efectiva. Es decir, la destreza para relacionarse, comportarse y comunicarse con los demás, a fin de lograr una conexión auténtica que nos permita ganar puntos y hacernos más competitivos en un mundo laboral “frío” a consecuencia de la tecnología, automatización y transformación digital. En ese sentido, los procesos de enseñanza-aprendizaje evolucionan de acuerdo a las necesidades y situación social que atravesamos. Si no consideramos la posibilidad de sensibilizar a los nuevos profesionales por medio de las experiencias artísticas, seguiremos formando profesionales automatizados y poco sensibles a su naturaleza.

Expresión natural del cuerpo
En los inicios de la humanidad, el hombre siempre tuvo necesidad de expresarse por medio del cuerpo emitiendo sonidos y esto generó un lenguaje no verbal que determinó su principal forma de comunicarse. La danza tiene una connotación mágica ya que antiguamente, se danzaba para invocar a las fuerzas sobrenaturales o rendir culto a los dioses de la naturaleza. Se danzaba de manera espontánea, desordenada y a partir de ello, surgieron los movimientos rítmicos (así como los cantos e instrumentos musicales) que fortalecieron la forma de comunicar de los humanos. Así, cambió el miedo a lo sobrenatural y el carácter mágico de la danza se convirtió en ritual al servicio de la religión, más aún, en una diversión popular con participación colectiva, generando un cambio importante en toda persona que tomaba experiencia con ella.

En el Perú, esto permitió que la danza, a través de la historia, consolide su gran valor y genere mayor interés hacia nuestras expresiones culturales, muchas de las cuales relatan las tradiciones y costumbres que nos permiten tener identidad y fortalecen nuestro arraigo cultural. En estos tiempos de cambios, quienes nos dedicamos a la danza enfrentamos nuevos retos que van de la mano con la innovación, por ello es necesario adaptarnos para estar a la vanguardia de las necesidades de la sociedad. La enseñanza de las expresiones artísticas, como la danza folklórica, también se debe adaptar, procurando que los procesos de enseñanza-aprendizaje sean significativos y permitan desarrollar las habilidades con el entorno.

El libro Ritos y fiestas: Origen del teatro y la danza en el Perú, de la autora Chalena Vásquez Rodríguez (2007), nos permite dar un sustento al por qué debemos considerar el arte -en nuestro caso la danza- como derecho socio cultural. El derecho a la cultura, integra a la danza por ser una forma básica de expresión y de comunicación humana, una forma especial de trabajo, el trabajo artístico que crea el movimiento en el tiempo y el espacio. La práctica de la danza permite desarrollar técnicas precisas de movimiento corporal, que fortalece y da armonía al propio cuerpo. La coordinación de movimientos desarrolla las propias capacidades orgánicas y la disciplina en la práctica permite potenciar o adquirir destrezas. La práctica de la danza permite afirmar la identidad sociocultural y la condición de ser humano, su derecho a la creatividad y libertad.

La danza en la educación superior
La enseñanza de la danza es de suma importancia en el nivel superior de la formación educativa nacional. Esto genera un acercamiento a nuestro acervo cultural y le otorga dinamismo a la formación académica profesional, mostrando en el ejercicio, el desarrollo de nuevas potencialidades corporales, creativas y sociales. En la enseñanza de las artes en general, el objetivo es contribuir al desarrollo de las habilidades blandas “para que los estudiantes lleguen a entender los mundos sociales y culturales en los que viven” (Efland, Freddmann, Stuhr, 1996) y así puedan relacionarse con una motivación personal de comunicarse con su entorno. Estos mundos son representaciones creadas a partir de cualidades estéticas de los medios artísticos. Para entender cómo estas cualidades llegan a producir significado, es preciso que los estudiantes se enfrenten a ellas en su propia experiencia con diferentes medios.

En la actualidad, debido a los cambios sociales y a la transformación digital producto de la pandemia, tenemos que reinventar nuestras habilidades y ponerlas en práctica. Considero importante que en la enseñanza de las expresiones artísticas y en el caso específico de la danza, debemos enfatizar el desarrollo de las habilidades blandas y fortalecerlas mediante la continuidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje de manera virtual. De esta forma podemos contribuir a la formación integral de los estudiantes universitarios.

Las habilidades blandas se vinculan a lo que se conoce como inteligencia emocional; la relación y comunicación efectiva se ven optimizadas principalmente por la capacidad de conocer y manejar las emociones, tanto en nosotros mismos como en los demás. También se puede utilizar el término de “competencias interpersonales” para agrupar a estas habilidades que uno puede desarrollar. Otra forma de enfocarlo, es diferenciar estas características de lo que se conoce como habilidades duras, que tienen relación con los requerimientos formales y técnicos para realizar una determinada actividad. Por ejemplo, conocer los procedimientos y modos de operación de una máquina en una fábrica, es parte de las habilidades duras de una persona. En cualquier caso, tanto las habilidades blandas como duras pueden ser desarrolladas. En el caso de las habilidades duras el asunto es evidente, por ejemplo basta con leer el manual de funcionamiento de una máquina o dispositivo para desarrollarlas en un cierto ámbito, mientras que las habilidades blandas requieren de la voluntad para poner más atención en la forma en que nos relacionamos con los demás.

Asimismo, Collazos, A. y otros (2017), en la publicación Las competencias y la gestión del conocimiento, hacen mención de la importancia que tiene el desarrollo de las habilidades blandas (sociales) y duras (técnicas) y cómo son necesarias en un proceso de enseñanza-aprendizaje. Diversas investigaciones sobre el mercado laboral ponen énfasis en la importancia que se designa cada vez más a las habilidades blandas o sociales, como la capacidad de comunicación, ética en el trabajo e iniciativa, el liderazgo y trabajo en equipo, entre otras. En ese sentido, en la propuesta de formación se incorporan estrategias didácticas y de aprendizaje, que fortalecen las competencias, utilizando los recursos tecnológicos necesarios.

Conclusiones
La importancia de la enseñanza de la danza folklórica para desarrollar las habilidades blandas, constituye la mejor metodología para conocer el potencial de cada estudiante en su formación académica y que aspire a lograr éxitos dentro de su desarrollo profesional. El trabajo metodológico dentro de los procesos de enseñanza-aprendizaje, se va desarrollando según la necesidad de los grupos que están conociendo la historia y las ejecuciones básicas propias de la propuesta de la danza folklórica.

De esta forma, pueden reconocer sus mejores habilidades y destrezas corporales para ponerlas en práctica en su vida cotidiana y mostrar su trabajo final con una propuesta artística creada por ellos mismos. Por otro lado, la tecnología ha generado un gran cambio en el desarrollo de la socialización presencial, pero también está manifestando una tendencia de innovación a través de la comunicación digital. En este contexto, muchos docentes de arte logramos reinventarnos y reorganizar las metodologías, lo cual permitió medir nuestros conocimientos tecnológicos y la forma como nos venimos adaptando a esta nueva era de contenidos virtuales.

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