PROPUESTAS DE INVESTIGACIÓN EN DANZA, EN TIEMPOS DE PANDEMIA

PROPUESTAS DE INVESTIGACIÓN EN DANZA, EN TIEMPOS DE PANDEMIA.

PROPUESTAS DE INVESTIGACIÓN EN DANZA, EN TIEMPOS DE PANDEMIA

PROPUESTAS DE INVESTIGACIÓN EN DANZA, EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Por: Cecilia Uzategui, docente
En la actual circunstancia, al parecer resulta casi imposible realizar trabajos de investigación en un arte como la danza. Un arte que -precisamente- requiere del movimiento del cuerpo, generalmente de manera colectiva, en un espacio escénico, para un público, un espectador que aprecie dicha danza o puesta en escena.

Pero, la danza, y en específico la danza folklórica, tiene en su naturaleza, en su origen y en su contexto, aspectos que se pueden abordar en el campo de la investigación. La danza tiene un abanico de opciones para trabajar y justamente es lo que necesitamos. ¿Cuáles son estos aspectos?
– El ámbito educativo
– El ámbito artístico
– El ámbito de la gestión y producción

Ámbito educativo
En este ámbito no debemos cerrarnos únicamente en la práctica de la danza para el desarrollo o afianzamiento de determinadas capacidades en los estudiantes. Sabemos que, en la actual coyuntura, este planteamiento no es viable pues no tenemos clases presenciales con los estudiantes. La forma de enseñanza-aprendizaje ha cambiado y el monitoreo también fue modificado, al igual que las evidencias.
En ese sentido, podemos voltear la mirada hacia otras opciones como:
a. En lo curricular, lo que se refiere a la investigación sobre propuestas metodológicas, instrumentos de evaluación efectivos y funcionales para las dos competencias, el abordaje de los enfoques transversales a través de la danza como herramienta docente.
b. En la formación profesional, lo referido a la importancia de la especialidad en la actual coyuntura, el papel de la danza como soporte emocional y como elemento de cohesión social tanto en la familia como en la comunidad.
c. Creación de nuevas herramientas o materiales educativos en la educación virtual y remota.

Ámbito artístico
Entendemos este ámbito hacia el arte como experiencia, como la práctica en busca del crecimiento, eficiencia y eficacia en su ejecución. Como una forma de asumir en estos tiempos la investigación, se puede seguir la línea observando los siguientes aspectos:
a. Preparación física para la danza folklórica. Aquello referido al trabajo corporal, la conciencia, término muy bien trabajado por la escuela cubana, que hace referencia a la acción plenamente consciente de la estructura y de las posibilidades corporales del ejecutante, para la mejor expresión de la intención comunicativa de la danza a mostrar. El trabajo corporal se puede plantear, entonces, tanto para la ejecución como para la enseñanza.
b. Uso de técnica en la danza folklórica. Somos conscientes que nuestro quehacer es siempre corporal y que vamos construyendo nuestro cuerpo en relación al sistema cultural, social y simbólico en el que estamos insertos, en un momento histórico determinado.

Hablando de técnicas, existen varias nacidas en la danza clásica, moderna y contemporánea, que nos proveen de herramientas para trabajar mejor el cuerpo. Por ejemplo, Martha Graham, que afirmaba “en la expresión nace la forma”, sustentó su trabajo técnico en lo que se refiere a la contracción-relajación, y provee un lenguaje codificado que permite entender y plasmar las emociones humanas. Una técnica muy interesante y que va muy acorde con nuestras danzas andinas, es la técnica limón, que trabaja con el peso del cuerpo, que ayuda a dosificar, a nivelar la fuerza y formas de caída. Otra bailarina y coreógrafa, Doris Humphrey, planteó que “de la forma nace la expresión”, es decir, primero se plantea la postura final, luego la significación. Su técnica “Fall and recovery” (caída y recuperación), se refiere al ser humano, a su necesidad de desarrollarse y crecer.
En ambos casos, podemos observar que apuntan a la exploración corporal, un ordenamiento luego de dicha exploración, que apunta su acción hacia la búsqueda de la expresión de emociones, sentimientos y situaciones humanas. Podemos decir entonces, que el empleo de la técnica danzaria no contradice ni va en desmedro de las manifestaciones culturales de nuestro país, sino más bien, enriquece el trabajo corporal y expresivo, además de ayudarnos a ordenar los movimientos. Y cómo no mencionarlo, a cuidar nuestro cuerpo.
c. Uso de la virtualidad. Nos referimos al acercamiento a través de plataformas y redes sociales, y el impacto que tiene la danza, que puede ser hacia tres tipos de públicos. Unos son los que desean practicar la danza como recreación o herramienta para combatir el estrés, o por cultura general. Estos públicos, no necesariamente requieren contar con conocimiento previo, ni requieren especialización.
En el segundo tipo de receptores, tenemos a quienes ya cuentan con formación previa, bailan en algún elenco e inclusive ya han incursionado en la enseñanza. En ellos, vemos la necesidad de proveerles un repertorio manejable en todos los niveles, con una metodología directa.
Y está el grupo correspondiente a aquellos que se encuentran en formación profesional en educación inicial, primaria, secundaria o educación física, que buscan a través de diversos medios y herramientas digitales, incrementar sus conocimientos como complemento a su formación.

Ámbito de gestión y producción

Aquí enmarcamos el trabajo de investigación, a la necesidad de estudio sobre las demandas y necesidades de la población, los colectivos e instituciones, en tiempos de pandemia. Concretamente, campañas, demandas de producción, indagación sobre recursos para la especialidad dentro del ámbito de la cultura y desarrollo de producciones. Empoderamiento de la danza en espacios públicos, trabajo de los municipios en el rubro. Agrupaciones o elencos zonales, regionales. Producciones artísticas, eventos presenciales y en tiempos de pandemia, con elementos que este tipo de actividad requiere. Aliados estratégicos y nuevos espacios escénicos para la danza.

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